Cuando todo el mundo esperaba que China anunciaría la entrada a la fase de recuperación económica, el primer ministro Li Keqiang esquivó la tradicional mención de la meta de crecimiento anual que suele darse en la apertura parlamentaria.

Se trata de la primera vez que el gigante asiático no publica esta proyección desde 1990, fecha en la cual comenzó esta costumbre en la inauguración de la Asamblea Nacional Popular, una de las citas políticas más emblemáticas.

Ante tres mil delegados, el primer ministro aludió a la "gran incertidumbre" internacional para justificar la decisión. "No hemos fijado un objetivo específico de crecimiento económico este año. Esto se debe a que nuestro país se enfrentará a algunos factores que son difíciles de predecir en su desarrollo debido a la gran incertidumbre sobre la pandemia de Covid 19 y el ambiente financiero y comercial del mundo", indicó.

"Somos conscientes de las dificultades y problemas a los que nos enfrentamos. El shock de la pandemia ha enviado al mundo a una severa recesión, alterado las cadenas de suministro y causado una contracción del comercio internacional y la inversión y la volatilidad de los mercados", alertó.

China lanza su moneda virtual y desafía al dólar como patrón del comercio internacional

Las palabras del funcionario desataron un revuelo en el mercado, ya que se descontaba que tras la caída del 6,8% del PBI que reportó el primer trimestre, China empezaría a revertir rápidamente el sendero de la actividad.

Las dudas generadas tuvieron un impacto directo en el precio de los commodities, con una caída de la soja (-1,39%), el trigo (-0,47%), el cobre (-1,69%) y especialmente el petróleo (-2,44%).

Según Beijing, la prioridad del gobierno se enfocará en "estabilizar el empleo" al crear nueve millones de puestos de trabajo. Para ello, se aumentará el déficit fiscal hasta el 3,6% del PBI a raíz de las medidas expansivas.

El primer ministro subrayó que se "rebajarán los impuestos y tasas, se reducirán los intereses de los préstamos y se fomentará el consumo y la inversión".

Como contra partida, los gastos militares se incrementarán solamente un 6,6% por ciento, la menor suba en dos décadas.